Observar
el siguiente video:
¿Te has sentido excluido alguna vez?
¿Por qué en pleno siglo XXI persiste la
exclusión?
Actividades de desarrollo
La exclusión significa marginación de una persona o un
grupo social, exclusión que puede ser económica, social, cultural, religiosa,
étnica, etc. Cuando las personas no pueden satisfacer todas sus necesidades y
por tanto no ejercen derechos, decimos que se encuentran en una situación de
exclusión social (Rojas, 2014).
Esta exclusión social puede
darse por factores laborales, educativos, tecnológicos, de capacidad personal,
información, protección social. Así se impide que las personas tengan una participación
plena dentro de un estándar básico de calidad de vida, que les permita
disfrutar de una vida digna.
Incluso en sociedades
democráticas la exclusión social es una barrera respecto a oportunidades
económicas, sociales o políticas. Una sociedad que se concibe como democrática
debe enfocarse en el principio de igualdad para que las personas tengan las
mismas oportunidades de desarrollo y de participación política. Sin embargo, en
la realidad, grandes sectores sociales se encuentran en situación de pobreza,
abandono, discriminación, analfabetismo, insalubridad; factores que determinan
su exclusión social (Martínez, 2011).
A la hora de elegir
representantes, esta situación de marginación de grupos sociales se reproduce y
las personas son vistas como votos, donde los partidos políticos diseñan
mensajes de campaña para conquistarlas, a través de ofrecimientos de resolver
sus problemas.
¿A quién elegir? La otra
parte de la democracia es la de los representantes que actúan por delegación
popular en la toma de decisiones importantes para el país.
El problema es a quiénes se
elige. Se opta por personas propuestas por los movimientos o partidos
políticos. Las experiencias históricas han demostrado que en varias ocasiones
los candidatos representan a grupos de poder que pueden pagar las campañas
electorales; aunque también se han presentado líderes sociales y políticos que
representan intereses populares.
Los grupos sociales
históricamente excluidos difícilmente logran que sus representantes puedan ser
candidatos, porque no suelen participar en espacios políticos que designan
candidaturas, por su misma condición de marginalidad. Por lo tanto, se anulan
como sujetos políticos; no tienen voz ni participación.
Aquellos candidatos que
dicen representar los intereses de los pobres y que en sus ofertas de campaña
ofrecieron resolver la situación que motivó la exclusión social de la
población, difícilmente cumplen con sus promesas. Son pocos los candidatos que
al llegar a un espacio de poder cumplen con sus propuestas de campaña.
Así, el problema de la
representación política es uno de los más graves de la democracia. Por eso es
importante el fortalecimiento de la participación ciudadana en actos de
veeduría social, que acompañen la gestión de las autoridades en el poder y exijan
el cumplimiento de las propuestas, a través de los actos de rendición de
cuentas y la transparencia de la información.
Desde la ciudadanía y grupos
sociales se puede dinamizar y ampliar la participación ciudadana, promoviendo
espacios de deliberación pública en temas que les atañen, formando a sus
cuadros políticos para que sean sus candidatos, fortaleciendo su formación en
valores para que cuando lleguen al poder se desempeñen de forma honesta,
transparente y coherente con el mandato de sus electores (Ziccardi, 2004).
Actividades
de aplicación
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