miércoles, 28 de julio de 2021

FILOSOFIA 1ERO S12

 

Reflexionar acerca del pensamiento.

 

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-          Reflexión:

Aunque la filosofía supuso una pretensión de superación del mito, el estudio de Dios está excluido de de ella?

¿Si la filosofía intenta explicar las causas de la realidad a partir de ella misma, se puede filosofar creyendo en Dios, que sería una causa trascendente?

-          Actividades de desarrollo

 

Si por un lado el misticismo oriental y el escepticismo influyeron en el desarrollo de un sincretismo filosófico en la Antigüedad, por otro lado el neoplatonismo, resultado de ese período, influyó notablemente en los intentos de comprensión racional y transmisión del cristianismo, que trató de refutar la filosofía griega clásica, en especial aquella que fuese en contra de creencias como la inmortalidad del alma.

Pero como las discrepancias fueron inevitables, dentro del cristianismo empezó a surgir una corriente de pensamiento que se desarrolló en dos períodos:

• Patrística: Se desarrolló con los inicios del cristianismo gracias a los padres de la Iglesia. Se extiende, en Occidente, hasta el año 536 con Isidoro de Sevilla, y en Oriente, hasta el 749 con Juan Damasceno.

Escolástica: Es propiamente dicha la filosofía desarrollada durante la Edad Media. Comienza en el siglo IX y perdura hasta alrededor del siglo XVI. Dentro de este período hay que destacar las corrientes árabe y judía.

 Patrística

Los apologistas La filosofía de los padres de la Iglesia se designa generalmente con el nombre de patrística, nombre que proviene del latín patres, que significa ‘padres’.

Fue un pensamiento que se desarrolló para elaborar dogmas cristianos que se mantuvieran cohesionados y los defendieran (apología) de la filosofía griega (que los cristianos consideraban pagana y herética).

A pesar de la aparente incompatibilidad de las creencias cristianas con la filosofía griega, esta fue utilizada como herramienta para la formulación de la doctrina cristiana. Así, desde la patrística, y en especial con el desarrollo de la escolástica, la filosofía quedará supeditada, como una sierva, a la teología, cuando no se ha confundido con esta.

Los padres apologistas

Los padres apologistas fueron los que se dedicaron a defender al naciente cristianismo de las ideas griegas y judías. Entre los padres apologistas se pueden mencionar a Justino (fallecido en el 165), Ireneo (fallecido en el 202) y Tertuliano (150 – 225).

Esta primera patrística preparó los presupuestos para la gran síntesis de pensamiento cristiano, la cual debe comprenderse desde sus bases platónicas: la de Agustín de Hipona.

Agustín de Hipona



 Aurelio Agustín nació en Tagaste de Numidia en el año 354, en África romana. En su juventud llevó una vida desordenada. En el 373 leyó la obra Hortensius, de Cicerón, donde se habla del amor a la sabiduría.

En su deseo por encontrar la verdad se adhirió primero a la secta de los maniqueos para luego inclinarse al escepticismo. En el 384, mientras desempeña la cátedra de Retórica, en Milán siguió las enseñanzas del obispo Ambrosio.

Su primer encuentro con la metafísica lo realiza leyendo las Enéadas de Plotino, donde se insiste en la necesidad de la purificación. Así, Agustín trata de purificar sus costumbres, pero sus pasiones son tenaces. Por ese tiempo lee sobre la necesidad de la gracia divina en las cartas de Pablo (Nuevo Testamento).

Se convierte al cristianismo, es ordenado sacerdote y en el 395 es consagrado obispo de Hipona (África). Falleció en el año 430.

Entre las obras más importantes de Agustín se encuentran las Confesiones, donde presenta su filosofía de la interioridad; La ciudad de Dios, donde estudia la filosofía y la teología de la historia y cuyas ideas influirán en el pensamiento político posterior.

La filosofía y su método

El origen del filosofar parte del deseo de felicidad. El hombre anhela, no tanto una verdad teórica, cuanto una verdad que salve. La verdadera felicidad se encuentra en la unión con Dios por el conocimiento y el amor.

La filosofía se mueve en el ámbito  de la religión cristiana, que es la que da la verdadera felicidad. Para ello, Agustín establece una franca colaboración entre la razón y la fe: la filosofía es una profundización y fundamentación racional de la visión cristiana entendida en su sentido más amplio.

Para poder reflexionar hay que impedir a todo trance disiparse exteriormente. Solo en el interior de la propia persona se encuentra la verdad. Agustín afirma el primado de la interioridad. Su esfuerzo filosófico trata de esclarecer el problema de Dios y del alma. Parte del estudio del interior del hombre para conocer toda la realidad.

Dios

Para Agustín, la existencia de Dios es tan clara, que basta una sencilla reflexión para percatarse de ella. Llega a un Dios vivo y personal porque tiene como punto de partida el alma humana viviente. El argumento de las verdades eternas para el descubrimiento de Dios es de pura inspiración platónica: encontramos en nuestra inteligencia verdades necesarias inmutables, eternas como el principio de identidad, los axiomas matemáticos, etc. Pero estas certezas que se encuentran en nuestra mente solo se pueden comprender en su plenitud, porque realmente existe un ser necesario, inmutable y eterno, que llamamos Dios. El principio fundamental de este argumento, con claro influjo platónico, se lo puede sintetizar diciendo que una mayor comprensión de las ideas que no cambian exige la existencia de un ser que no cambie.

Agustín comprende que a Dios se lo conoce mejor callando que tratando de explicarlo, no se lo puede conocer en sus detalles: es incomprensible e inefable. Sin embargo, Agustín hace algunas afirmaciones positivas de Dios, sobre todo respecto a su inmutabilidad y a su bondad.

Antropología

Siguiendo la teoría platónica, Agustín concibe al ser humano compuesto de alma y cuerpo. Ambos son esenciales para el hombre, pero el alma tiene preeminencia sobre el cuerpo, ya que lo gobierna.

El alma es una sustancia espiritual e inmortal, que conoce y quiere, ejecutando actos no materiales. Agustín descubre en el alma humana una huella de la Trinidad de Dios; en efecto, tiene memoria, inteligencia y voluntad, tres facultades que no anulan la unidad del alma.

Sin embargo, Agustín no acaba de tomar una posición respecto al origen del alma humana. Está entre el creacionismo  (el alma es creada por Dios en el momento de la concepción) y el traducianismo (el alma es transmitida por los padres, al igual que el cuerpo).

 

La libertad humana

Dios es el último principio de la moralidad, que no anula la libertad humana. El actuar moral del hombre se centra en la voluntad o amor. En la voluntad humana están inscritas las leyes del bien; el corazón tiende  hacia el bien. Pero es necesario amar rectamente. Agustín contrapone el «gozar» al «usar».

Dios es el bien supremo que el corazón humano busca para «gozar». Se trata de un amor que no es ciego, sino que incluye elementos de conocimiento.

Si el amor recto es el centro de la vida ética, llevará entonces a la felicidad. Si la vida humana es amor y anhelo, su plenitud será un estado de reposo y un goce de la felicidad, habrá llegado a la meta en su fin personal, que es Dios.

   La historia

Agustín es el primero que estudia la historia universal a la luz de la fe cristiana. Expone su pensamiento en la obra La ciudad de Dios, que presenta una filosofía y una teología de la historia.

Su concepción social se resume en la lucha de dos ciudades o reinos que coexisten mezclados en la historia: la «ciudad de Dios» y la »ciudad terrena». Algunos identifican a estas con la Iglesia y el Estado, respectivamente.

La «ciudad terrestre» está identificada con las estructuras humanas, volcadas al goce de los bienes de la Tierra y no a su uso para el fin más alto, que es Dios.

En cambio, la «ciudad de Dios» consta de hombres que entran en el eterno orden de Dios. No se sumergen en las cosas exteriores para gozarlas, sino que viven un orden profundo en Dios y de Dios. Detrás de estas dos ciudades se esconde el sentido de la historia del mundo. Agustín hace ver cómo el bien y el mal están en lucha constante, pero al final el triunfo será de la «ciudad de Dios».



ACTIVIDAD DE APLICACIÓN:

1)      Investiga el concepto de teología.

2)      Responde: ¿Qué relación existe entre la teología y la filosofía patrística?

3)      Compara las filosofías de Platón y Agustín de Hipona y escribe una lista con los elementos comunes a ambas.


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