miércoles, 18 de agosto de 2021

HISTORIA 3ERO S15

 

. Función evangelizadora del arte colonial




El arte sirvió para el propósito colonial de imposición de la cultura europea en América.

Una vez iniciada la ocupación de América, los españoles empezaron un proceso sistemático de evangelización y «extirpación de idolatrías», que consistía en la supresión de toda manifestación artística y religiosa prehispánica y su sustitución por el cristianismo.

Con el Patronato regio como contexto legal, las órdenes religiosas (franciscanos, dominicos y agustinos) construyeron catedrales, templos, capillas y conventos para impulsar la cristianización. Dentro de estos edificios, que por sí solos representan una manifestación artística arquitectónica, se desarrollaron también la pintura y la escultura coloniales de carácter religioso.

Cada obra de arte tenía función pedagógica religiosa, y generalmente versaba sobre episodios de la Biblia, advocaciones de la Virgen y los santos.  

Arquitectura

Los principales edificios de las ciudades coloniales fueron construidos sobre las ruinas de los pueblos prehispánicos, como Tenochtitlán  y Cusco , y las iglesias no fueron la excepción.

                 La Catedral de Cusco fue construida en el lugar donde se encontraba el Palacio del Inca Wiracocha

Los templos fueron el epicentro del desarrollo urbanístico de las ciudades coloniales y con frecuencia, en el centro de las ciudades, se construyeron monasterios y conventos en los que funcionaban las órdenes religiosas que se encargaron de la evangelización.

Para la construcción de las iglesias, se consideró la evangelización de los indígenas que se reunían en los atrios para asistir a los sermones y catequesis.

Por otra parte, las construcciones fueron pletóricas de símbolos, como el empleo del número tres (por la Santísima Trinidad) en el número de niveles y naves que se construían.

Escultura

Las esculturas en la colonia tuvieron como finalidad decorar los templos, enseñar la fe y mantener la devoción.

Las imágenes a cuerpo entero esculpidas, y generalmente pintadas, de Jesucristo, la Virgen, los ángeles, los santos y demás personajes de la historia sagrada, sirvieron a la Iglesia Católica para enseñar su doctrina.

Además de las esculturas, también fueron manufacturados retablos con relieves de personajes y escenas sagrados. 

Bernardo de Legarda era uno de aquellos maestros mestizos que hicieron brillar el arte quiteño de la época. En 1732 fue contratado por los padres franciscanos, quienes deseaban una imágen de la virgen de la Inmaculada Concepción para uno de los retablos de las capillas laterales de la monumental Iglesia de San Francisco que regentaban en la ciudad de Quito. Poniéndose manos a la obra, tomó una pieza de madera de apenas 30 centímetros. La imágen tallada por Legarda tenía sus antecedentes en esculturas españolas del siglo XVII, pero en esa costumbre de los artistas quiteños de enriquecer y barroquizar todo, llenándolo de adornos que representaban la comunión de las culturas indígena y española, logró crear una Virgen que casi parecía moverse, graciosa, dinámica y a la vez serena. El detalle tan peculiar de las alas, que no se había visto en ninguna Virgen creada antes, obedecía al pensamiento de Legarda de que si no las ponía, sus santos no podrían llegar al cielo.

La Virgen representaba la Inmaculada Concepción, como era lógico pues ese había sido su encargo; pero también representaba la asunción al cielo, detalle expresado con las alas; y también el triunfo de la iglesia sobre el pecado, representado por la serpiente que es aplastada por la Virgen con sus pies mientras la mantiene atada con una cadena.




Realismo

Mientras en España había una tendencia hacia la monocromía, en América, las esculturas eran ricas en colores y se les solía incluir materiales brillantes que lograran efectos realistas, para proporcionar a los creyentes una experiencia más cercana a la imagen sagrada: ojos de vidrio, aureolas de metal, lágrimas de cristal, etc.

También, con el fin de incrementar la piedad y la devoción, se exaltaban rasgos anatómicos tales como heridas y laceraciones, sobre todo en las imágenes de la pasión de Cristo.

La Iglesia, a través de los concilios, estableció normas para los escultores: las imágenes debían ser estrictamente de los personajes sagrados y no de símbolos o fetiches, para evitar la idolatría.

Imágenes útiles

Las procesiones con las imágenes de los santos en los días de sus festividades son una de las manifestaciones públicas de la fe que han llegado a la actualidad desde la Colonia.

En cada iglesia debía haber, al menos, un crucifijo, una imagen de la Virgen María y otra del santo patrón al que se encomendaba la protección del pueblo o la ciudad.

Una práctica frecuente hacia el final del período colonial fue la custodia de las imágenes de los templos parroquiales en casas de familias y cofradías. Algunas de esas imágenes requerían vestidos que se cambiaban de acuerdo al tiempo litúrgico, y trajes de gala que lucían en los días de sus festividades.

La finalidad de todas estas prácticas era crear sentido de pertenencia respecto a la iglesia local y devoción hacia el personaje sagrado de la imagen.

Pintura

Dentro de la didáctica visual utilizada por la Iglesia para adoctrinar a los aborígenes, la pintura tuvo especial importancia, ya que les permitió plasmar episodios completos de la vida de Jesús y de los santos más populares.

Las pinturas de caballete fueron utilizadas por los conquistadores como protección espiritual, y por los misioneros, para presidir las ceremonias litúrgicas.

Las primeras pinturas procedentes de Europa sirvieron como modelos, formales e iconográficos, para los artistas de los talleres fundados en América por las órdenes religiosas.

Las obras también fueron usadas por los misioneros como complemento de la catequesis.

Para las obras destinadas a las funciones litúrgicas, había teólogos que monitoreaban la correcta representación pictórica de los dogmas, cuidando la simbología de los colores y la ambientación de las escenas.

En un primer período, los temas de las pinturas versaron sobre escenas tenebrosas, como los martirios de los santos y la pasión de Cristo, que se realzaban con claroscuros y exaltación de la anatomía para inspirar sentimientos de arrepentimiento y conversión.

En un segundo período, la tendencia fue hacia la piedad y la devoción, mediante rostros bellos y bondadosos de la Virgen y los santos, escenas místicas y tiernas, visiones celestiales y glorificaciones.

ACTIVIDADES DE APLICACIÓN

 

Responde: ¿Cuál fue la función de los estilos artísticos introducidos en América durante la Colonia?

2. Identifica los elementos indígenas que influyeron en el arte colonial.

3. Relacione las características del arte barroco con su función evangelizadora.


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