Origen y evolución del Estado como forma de control social
Observar
el siguiente video:
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Reflexión.
¿ ¿Se puede asumir que el Estado eres tú
también?
¿Cómo sería una nación si no existiera el
Estado?
Conceptualización
Las concepciones clásicas establecen que el Estado tiene sus raíces en la necesidad de poner orden en la vida en la sociedad cuando impera el conflicto, siendo una instancia que desde un nivel superior construye una organización social, política, económica y cultural que permite a las personas desarrollarse en lo individual y crecer como comunidad en lo colectivo.
Pero en la realidad, su fin es crear cierto orden constituido que opera y controla la vida pública y privada de sus miembros, mediante entes y normas coercitivas (Hobbes, 1651). El Estado se crea, entonces, como un conjunto de instituciones, leyes y normas que, desde una condición de autoridad, controla la vida de la sociedad.
La disputa, entonces, de los grupos sociales es sobre quién accede al poder del Estado y desde ahí hace efectivos sus intereses. Se conoce que la primera forma de Estado aparece en Mesopotamia, luego en las polis griegas, y luego continúa con los grandes imperios como el romano.
En la Edad Media se desarrollan formas premodernas del Estado, los Estados feudales, estamentales y absolutos.
En el modelo de Estado feudal, la voluntad del rey era la expresión de la voluntad de Dios y su actuación estaba controlada por la Iglesia. El rey era la máxima y única autoridad, apoyado por una clase poderosa: la aristocracia o nobleza, dueña de las tierras y leal al rey. Bajo esta clase estaba la gente que habitaba y trabajaba sus tierras, llamados vasallos o siervos, carentes del reconocimiento de sus derechos y que integraban el pueblo, divorciado por completo de las funciones del gobierno (García, 1977).
Luego aparece otro tipo de Estado, denominado estamental, el cual fue una forma transitoria entre el Estado feudal y el absoluto. Aquí se forman los cuerpos colegiados que posteriormente serían los parlamentos o asambleas. En esta transición aparece también el Estado absoluto, el cual concentra la autoridad en una figura que ejerce plenos poderes sobre los individuos.
Surgimiento del Estado
moderno
El aparecimiento de una nueva clase social, la burguesía, y la ruptura con la Iglesia con respecto a su participación en la organización política, social y económica en las cuestiones de gobierno, marca el fin del Estado feudal y abre las puertas a una nueva forma de Estado: el liberal o moderno. Su consigna es la libertad, que implica pensar que los ciudadanos tienen una participación en la instancia de poder que controla a la sociedad, y un espacio de participación ciudadana (parlamentos o congresos, instituciones que precautelan que el poder no recaiga en una sola persona). Esto implica también que el poder se reparte entre varias instituciones, garantizando que se cumpla con el ejercicio de la libertad, con los derechos civiles, y se proteja la propiedad privada (Locke, 1689).
Esta clase, la burguesía, crece económicamente gracias a los procesos de conquista de América y África, al manejo del comercio internacional de mercancías, a la apertura de nuevos mercados, al desarrollo de las ciencias y la tecnología que posibilitan el crecimiento de las industrias. Todo ello contribuye a que esta clase adquiera un enorme poder económico, pero no así un ascenso social y político, pues ciertos privilegios más bien recaían en la aristocracia terrateniente (Marx, 1867).
Durante el Renacimiento y la Ilustración en el siglo XVI, se posicionaron el desarrollo individual y el afán de lucro como símbolos del progreso. Las profesiones científicas, la carrera de negocios, el ejército y las artes fueron actividades en las que incursionó la burguesía y estas significaron el ansiado ascenso social.
Las revoluciones industriales en Inglaterra (1642-1648 y 1688), la Independencia de Estados Unidos (1773-1783) y la Revolución francesa (1789) abolieron el régimen feudal e instauraron el Estado general burgués-liberal, debido a que gracias a estos procesos se consagró el poder político de la burguesía. Esta forma de Estado es la que prevalece hasta ahora.
El Estado actual se denomina republicano y tiene una forma de gobierno democrático-representativa. Intenta garantizar los derechos de las personas tales como la ciudadanía, el derecho a elegir y ser elegidos, entre otros, y, a la vez, el cumplimiento por parte de los ciudadanos de un conjunto de deberes y reglas para convivir en sociedad. De esta manera, el Estado ha evolucionado de manera que todo su conjunto de normas, reglas, leyes y ordenanzas, su forma y estructura organizacional, han devenido en una forma de control social ajustada a los nuevos requerimientos del sistema capitalista (Rousseau, 1762)
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