lunes, 30 de agosto de 2021

EESS 8VO S17

 Organización del Tahuantinsuyo



Reflexión:

¿Si fueras un emperador o una emperatriz, ¿cómo harías para organizar tu imperio?

¿Cómo asegurarías su expansión y defensa?

¿De qué manera cobrarías los impuestos?

Conceptualización.

 

La sociedad inca

La organización social del Tahuantinsuyo descansaba sobre el sistema comunitario de producción

que existía antes. No cambió las comunidades sino que las insertó en la estructura del imperio.

La base de la producción y organización social estaba en la comunidad, dirigida por su tradicional jefe, quien pasó a formar parte de la burocracia.

Se mantuvieron la propiedad colectiva de la tierra y las relaciones de reciprocidad, es decir, de ayuda mutua entre los miembros de la comunidad. Hacían trabajo en conjunto y se “daban la mano”

para labores comunitarias; lo que hasta ahora se llama la “minga”.

Cada ayllu o comunidad, con el trabajo de todos, debía producir para su autoconsumo y entregar, además, contribuciones en productos o trabajo a las autoridades imperiales. La comunidad protegía a sus miembros, en especial a los niños huérfanos.

Las autoridades ocupaban un lugar elevado en la escala social, en cuya cúpula estaba el emperador Sapa Inca, descendiente del dios Sol.



Su enorme familia y los jefes militares eran parte de la corte imperial, así como los grandes sacerdotes, quienes tenían gran riqueza e influencia. Al servicio de todos ellos estaban los yanaconas, que habían sido tomados como esclavos en las guerras.

Organización del imperio

El emperador gobernaba el Tahuantinsuyo en forma centralizada y autocrática. Su voluntad se cumplía sobre todo. Tenía grandes riquezas, al igual que sus allegados. El imperio se dividía en cuatro “suyos” o partes, cada uno gobernado por un gran príncipe. Las provincias tenían un gobernador y los ayllus, su jefe o curaca. El Imperio inca utilizó el trabajo de las comunidades para que los gobernantes acumularan riquezas. Pero, con su buena organización, usó también ese trabajo para mejorar los sistemas de cultivo, construir sistemas de riego y caminos. De este modo aumentó la producción y el intercambio comercial.



El Tahuantinsuyo se asentó en las comunidades agrícolas y los señoríos étnicos. Impulsó el avance de las culturas locales y constituyó un Estado, es decir, una estructura política que dirigía la sociedad. Ese Estado era manejado en forma autoritaria por los grupos de guerreros y sacerdotes, quienes ejercían fuerte y violenta represión.

Los incas usaban los mitmaj, un sistema de traslado forzoso de comunidades enteras, de un lugar a otro del imperio, para que enseñaran técnicas agrícolas o tejidos a los locales, para mantener la seguridad en las fronteras, o para castigar a los pueblos revoltosos.

Cultura inca



Los incas respetaron las formas religiosas de los pueblos conquistados, pero exigían también el culto a su dios-Sol, que representaba el poder del imperio. Construyeron grandes templos y una  especie de monasterios para mujeres, las “vírgenes del Sol”, que se dedicaban al culto de los dioses. Los religiosos tenían grandes riquezas, tierras y yanaconas a su servicio.

Los incas impusieron su idioma, el quechua (o quichua, como se llama entre nosotros), como lengua para las relaciones oficiales. Desarrollaron una inmensa red de caminos por todo el imperio, un servicio muy rápido de mensajeros o chasquis que llevaban las comunicaciones, y un sistema de nudos en cuerdas de colores, los quipus, con los que hacían cuentas y recordaban los hechos pasados. Para algunos, era una especie de escritura.


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